Corrían las olimpiadas en la ciudad de Los Ángeles, California, en el año de 1984, cuando la maratonista Gabriela Andersen (Suiza), expuso lo que es e
Corrían las olimpiadas en la ciudad de Los Ángeles, California, en el año de 1984, cuando la maratonista Gabriela Andersen (Suiza), expuso lo que es el espíritu Olímpico.
Bajo una temperatura de 30º C, un estadio completamente lleno de personas, se puso en pie para rendirle una ovación a la entrada del mismo. Gabriela no ganó, pero, ante la condición que terminó el maratón no era para menos. Llegó al estadio olímpico deshidratada, acalambrada y con la mitad de su cuerpo paralizado.
Tal vez pienses que 30º C no es para tanto, pero considerando el clima de su país, Suiza, donde la temperatura máxima que puede llegar a alcanzar, entre julio y agosto, son 28º C y la diferencia de altura, eran factores que iban en contra en la competencia.
La organización rápidamente se movilizó para brindarle ayuda al verla en esa condición, pero ella sabía que si la recibía sería descalificada, por lo que, sin detenerse a recibir ayuda continuo y a duras pena cruzó la meta.
Años después ella dijo:
«Era mi única oportunidad de terminar una maratón con un estadio olímpico».
Gabriela no ganó, pero demostró determinación y perseverancia para terminar lo que había comenzado, no importando la condición.
Al leer la historia de Gabriela Andersen, reflexionamos acerca de aquello que alguna vez comenzamos y que ante la primera dificultad nos hicimos de lado dejando todo inconcluso.
En la vida tendremos adversidades, problemas y dificultades para avanzar en aquello que nos propongamos, pero que esto no determine que no tenemos la capacidad para terminar, tengamos determinación y perseverancia para ver los problemas como la única oportunidad de demostrar quién somos realmente y de qué estamos hecho.
Cuando todo se viene encima, ¿estás dispuesto a seguir avanzando y terminar la carrera?
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